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19,00 €Agosto. Año 2001. A última hora del dÃa, cuando decidÃa mi retirada, me encontré con una señora sentada en la arena que se esmeraba en remendar unos aparejos prácticamente inservibles. Después de un saludo; por mi parte, muy poco afortunado, me contó una historia que me asustó. En principio creà que era una de esas historias que ocupaban gran parte de las veladas familiares cuando no existÃan ni la radio ni la televisión, pero según se fue expandiendo, comprendà que habÃa algo que me llamaba poderosamente la atención por pertenecer a tan reciente fecha. Estos hechos, dice, sucedieron en el año 1998. En esta historia, cuenta, que en unas pequeñas islas unos hombres están muriendo de una forma, a priori, incomprensible. Estas islas, simplemente bellas, amparan entre su frondosa vegetación unas muertes violentas sin que los expertos tengan una explicación natural, o al menos evidente sobre el móvil que las provoca. Dos decididos, pero al principio indecisos detectives, se dan de frente con algo que verdaderamente les sobrecoge y eso hace que se muestren extremadamente recelosos. La incredulidad es unánime y el desánimo causa en ellos una ansiedad que está a punto de hacerles abandonar. Las fuerzas no estaban ni a la par, y después de múltiples intentos y numerosos momentos de extremo peligro, logran hacerle frente con armas tan sencillas y al mismo tiempo tan poderosas, que ni ellos mismos sabÃan que existÃan. Para conseguirlas, los protagonistas llegarán a moverse por zonas desérticas, cruzarán mares de nombre antiguo, y se enfrentarán a enemigos muy peligrosos, de los cuales no sabÃan nada y que les obligarán a luchar por sus vidas. El entramado contrabandista juega un papel importante que, en principio, logra desviar los fantasiosos descubrimientos de los dos detectives, pero siguiendo la pauta de trabajo que se habÃan marcado, continuarÃan empecinados hasta el final. Sin descanso y con relampagueantes acciones, esta historia transcurre entre lo real y lo fantástico dentro del incomparable marco de la ensenada de San Simón, en Redondela de Galicia. (Pontevedra).